lunes, 2 de diciembre de 2013

El sueño de Dios


EL SUEÑO DE DIOS- HNO MAMERTO MENAPACE OSB.

Fue allá en los tiempos eternos. En una de esas mateadas de amanecer en el seno mismo de la Santísima Trinidad. Porque hay que saber que en Dios también existe una vida íntima. Dicen que es un diálogo entre el Tata, el Hijo y el Espíritu Santo. De eso nada sabríamos, si no fuera porque el Hijo, cuando vivió entre nosotros, nos lo reveló. Bueno: en una de esas conversaciones que Dios tiene consigo mismo, Tata Dios comentaba medio entristecido:
-¡Mal la veo, che! Mala tos le siento al gato. Fíjate que creamos al hombre para que fuera feliz en la tierra, obedeciendo a nuestra palabra. Y resulta que el hombre y la mujer, mal anoticiados por Mandinga, prefirieron hacerle caso a él, y agarraron nomás por mal camino. De nada sirvió echarlos del paraíso. No comprendieron ni se corrigieron. Les mandamos el diluvio, y de entre los pocos que se salvaron, volvió a renacer la mala semilla. Los desparramamos en la torre de Babel... y nada, sino peor. Ya no sé que hacer. No puedo seguir castigándolos. Pareciera que aunque vean clarito la buena senda, no tienen la fuerza para seguirla. ¡Qué hacer! ¿A quién enviaré?
Parece que entonces, el Espíritu Santo le inspiró al Hijo la respuesta:
-¡Ofrécete Vos, Che! Ofrécete Vos.
Y el Hijo, inspirado por el Espíritu, se puso a disposición del Tata para lo que se ofreciera:
-¡Aquí estoy para hacer su voluntad! ¡Envíeme!
Y, como cuentan los ancianos, de esta manera nació lo que llamaron la economía de la salvación. Es decir, el proyecto por el cual el Tata mandó a la tierra a su Hijo para que cumpliera plenamente su voluntad y nos la enseñara también a nosotros. Y no sólo eso: sino que llegara, por obediencia, a dar su propia vida para que nosotros tuviéramos la gracia y la fuerza para seguir la buena senda que nos devolviera a la casa paterna. De ese lugar de vida de donde nos habíamos apartado por la desobediencia.
Pero el Verbo de Dios le pidió a su Tata un regalo. Quiso poder elegirse y prepararse a su propia madre. Nadie de nosotros puede pretender esto. Pero el Hijo de Dios, sí.
Y como venía a luchar contra el pecado, quiso vencerlo de entrada en la que debía ser su madre. En previsión de los méritos, él nos conseguiría con su misterio Pascual, la preservó de todo el pecado desde el momento mismo de su concepción.
Por eso María nació pura y limpia desde el principio. Sin mancha de pecado. Hasta ella no llegaría el contagio que Adán y Eva nos habían agarrado allá debajo del árbol, cuando desobedecieron a Dios. Ella quedó preservada de aquella herida, gracias a la obediencia de Jesucristo, el nuevo Adán, que venciera a Mandinga en el árbol de la cruz.
¡Lindo regalo el del Hijo para su madre! De lo que a nosotros nos vendría a curar, ella la preservó. La hizo llena de gracia. Evidentemente, el Tata la estaba prefiriendo entre todas las mujeres, porque su vientre sería el lugar donde habría de nacer el fruto bendito que nos daría la salud a todos.
Pero esta preferencia de Dios no significó para María el que todo le iba a resultar fácil y simple. Más vale lo contrario. A la planta que el jardinero ama, es a la que más poda. Y lo hace para que dé más fruto. Y que su fruto sea el mejor.

http://caminodeemauschile.blogspot.mx/2007/12/el-sueo-de-dios-hno-mamerto-menapace.html

El porqué de la Navidad


El por qué de la Navidad

Mamerto Menapace

(Ojalá todos pudiéramos encontrar las respuestas tan claramente.)


Erase una vez un hombre que no creía en Dios. No tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y las festividades religiosas, como la
Navidad.
Su mujer, en cambio, era creyente a pesar de los comentarios desdeñosos de su marido.

Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.

-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a rebajar a descender
a la tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!

Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en casa.
Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel
hombre veía era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la chimenea.

Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había golpeado la ventana.
Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera, pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la ventana.

En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y
volaban bajo en círculos por el campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana.

Sintió lástima de los gansos y quiso ayudarlos.
-Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-. Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.
Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que estaba
abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la
existencia del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre intentó llamar la atención de las aves, pero sólo consiguió asustarlas y que se alejaran más.

Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los gansos no entendieron.

El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el granero.
Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero, donde estarían abrigados y seguros.

-¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevasca?

Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta de que las aves no seguirían a un ser humano.

-Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría salvarlos -dijo pensando en voz alta.

Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos, paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó.

Su ganso voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por una, las otras aves lo siguieron hasta que todas
estuvieron a salvo.

El campesino se quedó en silencio por un momento, mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le resonaban en la cabeza:

-Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría salvarlos!

Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer aquel día:

-¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué ridiculez!

De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como
aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios se volvió como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por consiguiente,
salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.

Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora nevasca, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto comprendió el
sentido de la Navidad y por qué había venido Jesús a la Tierra. Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad. Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera plegaria:
"¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a sacarme de la tormenta!"

Tres árboles sueñan


TRES ÁRBOLES SUEÑAN

 

Érase una vez, en la cumbre de una montaña, tres pequeños árboles amigos que soñaban en grande sobre lo que el futuro deparaba para ellos.

 

El primer arbolito miró hacia las estrellas y dijo: "Yo quiero guardar tesoros. Quiero estar repleto de oro y ser llenado de piedras preciosas. Yo seré el baúl de tesoros mas hermoso del mundo".

 

El segundo arbolito observó un pequeño arroyo en sus camino hacia el mar y dijo: "Yo quiero viajar a través de mares inmensos y llevar a reyes poderosos sobre mi. Yo seré el barco mas importante del mundo".

 

El tercer arbolito miró hacia el valle y vio a hombres agobiados de tantos infortunios, fruto de sus pecados y dijo: "Yo no quiero jamás dejar la cima de la montaña. Quiero crecer tan alto que cuando la gente del pueblo se detenga a mirarme, levantarán su mirada al cielo y pensaran en Dios. Yo seré el árbol mas alto del mundo".

 

Los años pasaron. Llovió, brilló el sol y los pequeños árboles se convirtieron en majestuosos cedros. Un día, tres leñadores subieron a la cumbre de la montaña. El primer leñador miró al primer árbol y dijo: "¡Qué árbol tan hermoso!", y con la arremetida de su brillante hacha el primer árbol cayó. "Ahora me deberán convertir en un baúl hermoso, voy a contener tesoros maravillosos", dijo el primer árbol.

 

Otro leñador miró al segundo árbol y dijo: "¡Este árbol es muy fuerte, es perfecto para mi!". Y con la arremetida de su brillante hacha, el segundo árbol cayó. "Ahora deberé navegar mares inmensos", pensó el segundo árbol, "Deberé ser el barco mas importante para los reyes mas poderosos de la tierra".

 

El tercer árbol sintió su corazón hundirse de pena cuando el último leñador se fijó en el. El árbol se paró derecho y alto, apuntando al cielo. Pero el leñador ni siquiera miró hacia arriba, y dijo: "¡Cualquier árbol me servirá para lo que busco!". Y con la arremetida de su brillante hacha, el tercer árbol cayó.

 

El primer árbol se emocionó cuando el leñador lo llevó al taller, pero pronto vino la tristeza. El carpintero lo convirtió en un mero pesebre para alimentar las bestias. Aquel árbol hermoso no fue cubierto con oro, ni contuvo piedras preciosas. Fue solo usado para poner el pasto.

 

El segundo árbol sonrió cuando el leñador lo llevó cerca de un embarcadero. Pero no estaba junto al mar sino a un lago. No habían por allí reyes sino pobres pescadores. En lugar de convertirse en el gran barco de sus sueños, hicieron de el una simple barcaza de pesca, demasiado chica y débil para navegar en el océano. Allí quedó en el lago con los pobres pescadores que nada de importancia tienen para la historia.

 

Pasó el tiempo. Una noche, brilló sobre el primer árbol la luz de una estrella dorada. Una joven puso a su hijo  recién nacido en aquel humilde pesebre. "Yo quisiera haberle construido una hermosa cuna", le dijo su esposo... La madre le apretó la mano y sonrió mientras la luz de la estrella alumbraba al niño que apaciblemente dormía sobre la paja y la tosca madera del pesebre. "El pesebre es hermoso" dijo ella y, de repente, el primer árbol comprendió que contenía el tesoro más grande del universo.

 

Pasaron los años y una tarde, un gentil maestro de un pueblo vecino subió con unos pocos seguidores a bordo de la vieja barca de pesca. El maestro, agotado, se quedó dormido mientras el segundo árbol navegaba tranquilamente sobre el lago. De repente, una impresionante y aterradora tormenta se abatió sobre ellos. El segundo árbol se llenó de temor pues las olas eran demasiado fuertes para la pobre barca en que se había convertido. A pesar de sus mejores esfuerzos, le faltaban las fuerzas para llevar a sus tripulantes seguros a la orilla. ¡Naufragaba!. ¡Que gran pena, pues no servía ni para un lago!. Se sentía un verdadero fracaso. Así pensaba cuando el maestro, sereno, se levanta y, alzando su mano dio una orden: "calma". Al instante, la tormenta le obedece y da lugar a un remanso de paz. De repente el segundo árbol, convertido en la barca de Pedro, supo que llevaba a bordo al rey del cielo, tierra y mares.

 

El tercer árbol fue convertido en sendos leños y por muchos  años fueron olvidados como escombros en un oscuro almacén militar. ¡Qué triste yacía en aquella penuria inútil, qué lejos le parecía su sueño de juventud!

 

De repente un viernes en la mañana, unos hombres violentos tomaron bruscamente esos maderos. El tercer árbol se horrorizó al ser forzado sobre las espaldas de un inocente que había sido golpeado sin misericordia. Aquel pobre reo lo cargó, doloroso, por las calles ante la mirada de todos. Al fin llegaron a una loma fuera de la ciudad y allí le clavaron manos y pies.  Quedo colgado sobre los maderos del tercer árbol y, sin quejarse, solo rezaba a su Padre mientras su sangre se derramaba sobre los maderos. El tercer árbol se sintió avergonzado, pues no solo se sentía un fracasado, se sentía además cómplice de aquél crimen ignominioso. Se sentía tan vil como aquellos blasfemos ante la víctima levantada.

 

Pero el domingo en la mañana, cuando al brillar el sol, la tierra se estremeció bajo sus maderas, el tercer árbol comprendió que algo muy grande había ocurrido. De repente todo había cambiado. Sus leños bañados en sangre ahora refulgían como el sol. ¡Se llenó de felicidad y supo que era el árbol mas valioso que había existido o existirá jamás pues aquel hombre era el rey de reyes y se valió de el para salvar al mundo!

 

La cruz era trono de gloria para el rey victorioso. Cada vez que la gente piense en él recordarán que la vida tiene sentido, que son amados, que el amor triunfa sobre el mal. Por todo el mundo y por todos los tiempos millares de árboles lo imitarán, convirtiéndose en cruces que colgarán en el lugar mas digno de iglesias y hogares. Así todos pensarán en el amor de Dios y, de una manera misteriosa, llegó a hacerse su sueño realidad. El tercer árbol se convirtió en el más alto del mundo, y al mirarlo todos pensarán Dios.

 

Regalos que no cuestan


REGALOS QUE NO CUESTAN

- El regalo de Escuchar.
Pero realmente escuchar, sin interrumpir, bostezar, o criticar. Solo escuchar.

- El regalo del Cariño.
Ser generoso con besos, abrazos, palmadas en la espalda y apretones de manos, estas pequeñas acciones demuestran el cariño por tu familia y amigos.

- El regalo de la sonrisa.
Llena tu vida de imágenes con sonrisas, dibujos, caricaturas y tu regalo dirá: "me gusta reír contigo"

- El regalo de las notas escritas.
Esto puede ser un simple "gracias por ayudarme", un detalle como estos puede ser recordado de por vida Y CAMBIARLA AUN TAL VEZ.

- El regalo de un cumplido.
Un simple y sincero "te ves genial de rojo", "has hecho un gran trabajo" o "fue una estupenda comida" puede hacer especial un día.

- El regalo del favor.
Todos los días procura hacer un favor.

- El regalo de la soledad.
Hay días que no hay nada mejor que estar solo. Se sensible a aquellos días y da este regalo o solicítalo a los demás.

- El regalo de la disposición a la gratitud.
La forma más fácil de hacer sentir bien a la gente es decirle cosas que no son difíciles de decir como "Hola" y "Muchas Gracias".

 

¿Quién será más importante en esta Navidad?


¿Quién será más importante en esta Navidad?


¿Jesús o el personaje que en los Estados Unidos llaman Santa Claus?

 Santa vive en el Polo Norte, Jesús está en todas partes.

 Santa se pasea en trineo; Jesús camina entre nosotros  y camina sobre las aguas.

 Santa viene una vez al año; Jesús siempre está a tu lado para ayudarte.

Santa llena tus calcetines con regalitos; Jesús suple todas tus necesidades.

 Santa baja por tu chimenea; Jesús toca a tu puerta aunque no tengas chimenea, después entra en tu corazón cuando tú lo invitas.

Para tomarte una foto con Santa tienes que hacer fila;  Jesús está siempre a tu lado cada vez que mencionas su  nombre.

 Santa te deja sentarte en sus regazos; Jesús te ofrece su hombro y sus brazos para consolarte.

Santa tiene que preguntarte: "¿cómo te llamas?"; Jesús sabe tu nombre desde antes que nacieras, conoce tu  pasado y tu futuro.

Santa tiene una barriga llena de algodón; Jesús es delgado, pero tiene su corazón lleno de amor.

Santa se ríe "jo, jo, jo"; Jesús sabe que a veces las risas no son lo que necesitas, sino ayuda y esperanza.

Los ayudantes de Santa hacen juguetes; Jesús hace nuevas vidas, repara corazones y arregla hogares destrozados.

Santa te hace reír; Jesús te puede hacer volver a vivir.

 Si te portas bien, Santa puede dejar un regalo en el  árbol; Jesús, sin importar como te comportes, hizo el regalo de su vida, la que ofrendó por ti.

 Por eso te pido que en vez de un vacío saludo de "Feliz Navidad"; me acompañes a decirle a todo el mundo: "¡FELICIDADES, HOY JESÚS NACIÓ POR TI!"

¿Quién será más importante en esta Navidad?


¿Quién será más importante en esta Navidad?


¿Jesús o el personaje que en los Estados Unidos llaman Santa Claus?

 Santa vive en el Polo Norte, Jesús está en todas partes.

 Santa se pasea en trineo; Jesús camina entre nosotros  y camina sobre las aguas.

 Santa viene una vez al año; Jesús siempre está a tu lado para ayudarte.

Santa llena tus calcetines con regalitos; Jesús suple todas tus necesidades.

 Santa baja por tu chimenea; Jesús toca a tu puerta aunque no tengas chimenea, después entra en tu corazón cuando tú lo invitas.

Para tomarte una foto con Santa tienes que hacer fila;  Jesús está siempre a tu lado cada vez que mencionas su  nombre.

 Santa te deja sentarte en sus regazos; Jesús te ofrece su hombro y sus brazos para consolarte.

Santa tiene que preguntarte: "¿cómo te llamas?"; Jesús sabe tu nombre desde antes que nacieras, conoce tu  pasado y tu futuro.

Santa tiene una barriga llena de algodón; Jesús es delgado, pero tiene su corazón lleno de amor.

Santa se ríe "jo, jo, jo"; Jesús sabe que a veces las risas no son lo que necesitas, sino ayuda y esperanza.

Los ayudantes de Santa hacen juguetes; Jesús hace nuevas vidas, repara corazones y arregla hogares destrozados.

Santa te hace reír; Jesús te puede hacer volver a vivir.

 Si te portas bien, Santa puede dejar un regalo en el  árbol; Jesús, sin importar como te comportes, hizo el regalo de su vida, la que ofrendó por ti.

 Por eso te pido que en vez de un vacío saludo de "Feliz Navidad"; me acompañes a decirle a todo el mundo: "¡FELICIDADES, HOY JESÚS NACIÓ POR TI!"

Navidad


"Y sucedió que mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada." (Lc 2,6-7)

 

 

 

Ayer antes de dormir, pensaba que cuando el año toca a su fin el hombre se hace más amable; en las Navidades se muestra siempre más afable.

Se acuerdan  más del prójimo que en meses anteriores; la risa de los niños compensa las fatigas y sinsabores del trabajo. Es menos egoísta que en cualquier otra fecha y el espíritu navideño lo embarga y renueva.

 

En Navidad el hombre es más generoso y tierno; es más servicial, pues lo impulsa el amor fraterno, el ambiente navideño. Por un tiempo se olvida de intereses mezquinos y no busca otro pago que la sonrisa de vecino.

Se esfuerza por el prójimo, y a mí me parece que en Navidad es más como Dios quiere, que el mundo sea.

 

Si tuviese que pintar el retrato de un hombre, yo esperaría a que fuera navidad.

No quiero pintarlo mientras trabaja y sólo piensa en el dinero, en largos y pesados días en que se pone a sí mismo primero. No cuando hace muecas de disgusto o desprecio o dolor. Lo pintaría en Navidad, cuando está en todo su esplendor.

 

Siempre estamos en lucha  y somos hasta cierto punto incomprendidos, y hay días en que su lado malo al bueno deja chico.

Mas en Navidad la bondad los rige y de sí mismos se olvidan, abrimos el corazón de par en par y se dejan de insidias. Yo diría que en Navidad el ser humano se acerca a lo que el Supremo Creador ha dispuesto que sea.

 

Navidad, oh Navidad, vive siempre  entre nosotros, Señor, ayúdanos a cada uno de nosotros, sea cual sea su fe, a recordar que cada día es Navidad.

 

Feliz navidad….

Mi carta de navidad

Niño Jesús:

     "Me dicen que no se debe mentir, y cuando se me escapa una verdad se enfurecen. Ayer se molestó mucho mi papá porque dije delante de sus amigos que maltrata a mi mamá. ¿Es que no es peor hacerlo que contarlo? El se enoja cuando yo lo cuento. Yo no puedo enojarme cuando él lo hace.


     Me dicen que no está bien que me junte con "ciertos niños" y al dormir me obligan a rezarte a ti Diosito que nos enseñas que todos somos iguales y hermanos.


     Mamá dice que debo parecerme a mi papá, pero mi padre dice por teléfono que está
enfermo para no ir al trabajo, y se gasta todo el sueldo tomando.


     Yo se pensar, tengo mis gustos propios que son distintos de los de mis padres y a veces me dan ganas de gritar y de protestar. Por ejemplo, cuando mi papá me manda callar sólo porque él no tiene ganas de hablar o porque pienso distinto; cuando me obliga a jugar a la calle sólo porque él quiere en paz ver la televisión.


     Cargan mi vida de prohibiciones, negaciones: ¡no hagas, no hagas y no hagas! Y obligaciones ¡debes, debes y debes! Para nosotros los niños sólo existe el verbo "DEBER"; nunca el "PODER".


     Juegan conmigo como un muñeco cuando tienen ganas. Si yo no tengo ganas, juegan lo mismo y encima me llaman caprichoso o engreído. Ellos deciden siempre cuando jugar conmigo; pero yo no puedo elegir nunca el horario para jugar con ellos. Y cuando ellos dicen no, yo no puedo llamarles la atención, ¡porque soy un niño!.


     Sin embargo, Tú Cristo, naces para decir: Si no se hacen como niños no entrarán en el Reino de los Cielos". Y a nosotros no nos dejan serlo. Nos obligan a tener malicia, el egoísmo y la hipocresía de los mayores; nos obligan a decir lo que no sentimos.


     Diles que ser niño no es un defecto, ni un pecado, ni una limitación, ni un juguete bonito para lo mayores. Tal vez por eso en la Navidad nos compran muchos juguetes, para hacernos como ellos. Que nos den su tiempo, su comprensión, que nos respeten.


     Diles, en esta Navidad, que un niño es un valor único, irrepetible en la vida y, ciertamente -tú mismo lo afirmaste- un valor que no puede morir en el "hombre".



Tu amiguito

Malabarismo para Jesús


Malabarismo para Jesús

 

En Una ocasión Nuestra Señora, con el Niño Jesús, decidió bajar a la tierra y visitar un monasterio. Orgullosos, todos los padres formaron una larga fila, y cada uno se acercaba ante la Virgen para rendirle su homenaje. Uno declamó bellos poemas, otro mostró las iluminaciones que había realizado para la Biblia, un tercero declamó los nombres de todos los santos. Y así sucesivamente, monje tras monje, fueron presentando sus homenajes a Nuestra Señora y al Niño Jesús.

 

En el último lugar de la fila había un padre, el más humilde del convento, que nunca había aprendido los sabios textos de la época. Sus padres eran personas simples, que trabajaban en un viejo circo de los alrededores, y todo lo que le había enseñado era a lanzar bolas al aire haciendo algunos malabarismos.

 

Cuando llegó su turno, los otros padres quisieron terminar los homenajes, porque el antiguo malabarista no tenía nada importante para decir o hacer, y podía desacreditar la imagen del convento. No obstante, en el fondo de su corazón, él también sentía una inmensa necesidad de dar algo de sí mismo para Jesús y la Virgen.

Avergonzado, sintiendo sobre sí la mirada reprobatoria de sus hermanos, sacó algunas naranjas de su bolsa y comenzó a tirarlas al aire, haciendo malabarismos, que era lo único que sabía hacer.

 

Fue en ese instante que el Niño Jesús sonrió y comenzó a aplaudir en el regazo de Nuestra Señora. Y fue hacia él que la Virgen extendió los brazos, dejando que sostuviera un poco al Niño.

La navidad no es cuento


La Navidad no es cuento por Ariel David Busso, del libro Caminos de cielo limpio, de Editorial Lumen.

 
Alguien me acercó un cuento de Navidad que leyó en alguna parte. Lo contaré a continuación porque realiza un hermoso viaje al corazón de Jesús niño.

Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.

-Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo?

-No me atrevo… no tengo nada para darte.

-Me gustaría que me des un regalo -dijo el recién nacido.

El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:

-De verdad no tengo nada… nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira.

Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.

-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy…

-No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.

-Con gusto -dijo el muchacho- pero ¿qué?

-Ofréceme el último de tus dibujos.

El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:

-No puedo… mi dibujo es «remalo»… ¡nadie quiere mirarlo…!

-Justamente, por eso yo lo quiero… siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.

-Pero… ¡lo rompí esta mañana! - tartamudeó el chico.

-Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo… Y ahora - insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato.

El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:

-Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enojado y lo tiré con rabia!

-Eso es lo que quería oírte decir -dijo Jesús- Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa.

 

Siempre que pensamos en los regalos de Navidad, pensamos en cosas     que se pueden comprar envueltos en papeles de colores. Sin embargo, existen muchas cosas que no se pueden comprar, y otras, que nunca nos animaríamos a regalar, que podemos poner en manos de Jesús para que él las transforme.

 

 

 

Primer momento:

Leer el cuento y relacionarlo con el texto del evangelio de san Mateo 2, 1- 12. ¿Cómo llegaron al pesebre los reyes? ¿Cuál es la actitud del muchacho del cuento ante el pesebre? ¿Por qué los reyes le hicieron esos regalos a Jesús? ¿Por qué Jesús le pidió esos tres regalos al muchacho?

 

Segundo momento:

Entregar a cada participante una hoja en blanco. Cada uno, debe hacer el dibujo del pesebre, lo más completo que pueda. En un rincón, se debe dibujar él mismo y, de alguna manera, debe representar los regalos que él le pueda ofrecer a Jesús: sus alegrías, sus tristezas, sus platos rotos, sus caídas…

 

Tercer momento:

Compartir los dibujos realizados en el trabajo anterior de los grupos, dialogando acerca de la realidad de cada uno.

 

Cuarto momento:

Realizar una oración para dar gracias a Dios por recibir todo lo que somos, por querernos con nuestros defectos y virtudes, y por recibir nuestra pequeñez para transformarla.

 

 

Invitación a la fiesta de Jesús


Como sabrás, nos acercamos nuevamente a la fecha de mi cumpleaños, todos los años se hace una gran fiesta en mi honor y creo que este año sucederá lo mismo. En éstos días la gente hace muchas compras, hay anuncios en la radio, en la televisión y por todas partes no se habla de otra cosa sino de lo poco que falta para que llegue el día.

 

     La verdad, es agradable saber que al menos un día al año algunas personas piensan un poco en mí. Como tu sabes, hace muchos años que comenzaron a festejar mis cumpleaños. Al principio parecían comprender y agradecer lo mucho que hice por ellos, pero hoy en día nadie saber para qué lo celebran. La gente se reúne y se divierte mucho pero no sabe de qué se trata.

 

     Recuerdo el año pasado, al llegar el día de mi cumpleaños hicieron una gran fiesta en mi honor: había cosas deliciosas en la mesa, todo estaba decorado y había muchos regalos, pero ¿sabes una cosa?... ni siguiera me invitaron, yo era el invitado de honor y no se acordaron de invitarme; la fiesta era para mi y cuando llegó el gran día… me dejaron afuera, me cerraron la puerta… yo quería compartir la mesa con ellos.

 

La verdad no me sorprendió porque en los últimos años todos me cierran la puerta. Como no me invitaron, se me ocurrió entrar sin hacer ruido. Entré y me quedé en un rincón. Estaban todos brindando, había algunos ebrios contando cosas, riéndose, la estaban pasando en grande; para colmo llegó un viejo gordo vestido de rojo, de barba blanca y gritando “jo, jo, jo” parecía que había bebido de más. Se dejó caer pesadamente en un sillón y todos los niños acudieron hacia él diciendo ¡Santa claus, santa claus! , como si la fiesta fuera en su honor.

 

     Dieron las doce de la noche y todos comenzaron a abrazarse, yo extendí mis brazos esperando que alguien me abrazara… ¿y sabes? Nadie me abrazó. De pronto todos empezaron a repartirse los regalos que uno a uno los fueron abriendo hasta terminarse, me acerqué a ver si de casualidad alguno era para mi, pero no había nada. ¿Qué sentirías si el día de tu cumpleaños se dieran regalos los unos a los otros y a ti no te regalaran nada?. Comprendí entonces que yo sobraba en esa fiesta, salí sin hacer ruido, cerré la puerta y me retiré.

 

     Cada año que pasa es peor, la gente sólo se acuerda de los regalos y de las fiestas y de mi nadie se acuerda. Quisiera que esta Navidad me permitas entrar a tu vida, que reconocieras que hace casi dos mil años vine a este mundo para dar mi vida por ti en la cruz y de esta forma poder salvarte. Hoy sólo quiero que tú creas esto con todo tu corazón y me dejes entrar.

 

     Voy a contarte algo: he prensado que como muchos no me invitan a su fiesta que han hecho, yo voy a hacer mi propia fiesta, una fiesta grandiosa como jamás nadie hubiera imaginado, una fiesta espectacular.

 

     Todavía estoy haciendo los últimos arreglos, por lo que quizá no sea en este año, estoy enviando muchas invitaciones y hoy hay una invitación para ti. Sólo quiero que me digas que si quieres asistir y te reserve un lugar y escribiré tu nombre; lo escribiré con letras de oro en mi gran lista de invitados. En esta fiesta sólo habrá invitados con previa reservación y se tendrán que quedar fuera aquellos que no entren con invitación. Prepárate porque cuando todo esté listo daré la gran fiesta.

¡Hasta pronto!

Tu amigo:

JESUCRISTO.

El visitante inesperado


    Ruth miró en su buzón del correo, pero solo había una carta. La tomó y la miró
antes de abrirla, pero luego la miró con más cuidado. No había sello ni marcas
del correo, solamente su nombre y dirección y leyó la carta.

   Querida Ruth:
Estaré en tu vecindario el sábado en la tarde y pasaré a visitarte.
Con amor, Jesús.

   Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa.
¿Por qué querrá venir a visitarme el Señor?
No soy nadie en especial, no tengo nada que ofrecerle...
Pensando en eso, Ruth recordó el vacío reinante en los estantes de su cocina.
¡Ay no! ¡No tengo nada para ofrecerle!
Tendré que ir a comprar algo.
Bueno, comprare algo de pan y alguna otra cosa, al menos.
Se echó un abrigo encima y se apresuro a salir.

    Una hogaza de pan francés, media libra de pavo y un cartón de leche...
Y Ruth se quedó con solamente doce centavos que le deberían durar hasta el
lunes.
Aun así, se sintió bien camino a casa, con sus humildes ingredientes bajo el
brazo.

    "¿Oiga, señora, nos puede ayudar?"
Ruth estaba tan absorta pensando en la cena que no vio las dos figuras que estaban de pie en el pasillo. Un hombre y una mujer, los dos vestidos con poco más que harapos.

    "Mire señora, no tengo empleo, usted sabe, y mi mujer y yo hemos estado viviendo allá afuera en la calle y, bueno, está haciendo frío y nos está dando hambre, y bueno, si usted nos puede ayudar, señora, estaríamos muy agradecidos..."

    Ruth los miró con más cuidado. Pensó que ellos podrían obtener algún empleo si
realmente quisieran...

   "Señor, quisiera ayudar, pero yo misma soy una mujer pobre. Todo lo que tengo es unas rebanadas y pan, pero tengo un huésped importante para esta noche y planeaba servirle eso a Él."

   "Si, bueno, si señora, entiendo. Gracias de todos modos."
   El hombre puso su brazo alrededor de los hombros de la mujer y se dirigieron a la salida. A medida que los veía saliendo, Ruth sintió un latido familiar en su corazón. "¡Señor, espere!"

   La pareja se detuvo y volteó a medida que Ruth corría hacia ellos y los alcanzaba en la calle. Mire: ¿por qué no toma esta comida? "Algo se me ocurrirá para servir a mi invitado...", y extendió la mano con la bolsa de víveres.

   "¡Gracias, señora, muchas gracias!" "¡Si, gracias!", dijo la mujer y Ruth pudo
notar que estaba temblando de frío.
"¿Sabe?, tengo otro abrigo en casa. Tome este."
Ruth desabotonó su abrigo y lo deslizó sobre los hombros de la mujer.
Y sonriendo, volteó y regresó camino a casa... sin su abrigo y sin nada que
servir a su invitado.

   "¡Gracias, señora, muchas gracias!" Ruth estaba tiritando cuando llegó a la
entrada.
Ahora no tenía nada para ofrecerle al Señor.
Buscó rápidamente la llave en la cartera.
Mientras lo hacía notó que había otra carta en el buzón.
"Que raro, el cartero no viene dos veces en un día."
Tomó el sobre y lo abrió:

Querida Ruth:
Que bueno fue volverte a ver.
Gracias por la deliciosa cena, y gracias también por el hermoso abrigo.
Con amor, Jesús.

  El aire todavía estaba frío, pero aun sin su abrigo, Ruth no lo notó.

 

lunes, 25 de noviembre de 2013

El sueño de María

Un hermoso texto para meditar sobre la venida de Jesucristo.


     ¿Sabes José?... No lo pude comprender, realmente no, pero creo que se trataba del nacimiento de nuestro Hijo. Sí creo que era acerca de esto.  La gente estaba haciendo preparativos con seis semanas de anticipación. Decoraba las casas y compraba ropas nuevas. Salían muchas veces de compras y adquirían regalos.

Era muy peculiar, ya que los regalos no eran para nuestro Hijo. Los envolvían con hermosos papeles y los ataban con preciosos moños, todo lo colocaban debajo de un árbol adornado. Sí, era un árbol, José, adentro de sus casas. Esta gente estaba decorando el árbol también. Las ramas llenas de esferas y adornos que brillaban. Había una figura en lo alto del árbol. Me parecía ver un ángel ¡Oh! Era verdaderamente hermoso.

     Toda la gente estaba feliz y sonriente. Todos estaban emocionados por los regalos, se los intercambiaban unos con otros. José, lo triste es que no quedó un solo regalo para nuestro Hijo. Sabes, creo que ni siquiera lo conocen, pues nunca se les oyó que mencionaran su nombre.

     ¿No te parece extraño que la gente se meta en tantos problemas para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen?

     Tuve la extraña sensación de que si nuestro Hijo hubiera estado presente en esa celebración hubiese sido un intruso solamente. Todo estaba tan hermoso, José, todo mundo feliz; pero yo sentí ganas enormes de llorar. Y así lo hice. Que tristeza para Jesús, no querer ser deseado en su propia fiesta de cumpleaños.

     Me alegré al despertarme. Que contenta me siento porque solo fue un sueño. Pero que terrible José si eso hubiese sido realidad.

Autor Anónimo.

Reflexionemos:
     ¿Cómo pasamos nosotros la Navidad? No olvidemos; quién es el que viene, porqué viene, adonde viene y de donde viene.- Navidad es: gozo, alegría, época de dar, de darnos, pero también es tiempo de dar gracias, de pedir perdón, de hacer propósitos nuevos para renacer a una nueva vida muy cerca de Jesús. Así Sea.





El mejor regalo de Navidad

El mejor regalo de Navidad

En 1994, dos americanos respondieron a una invitación del Departamento de Educación Rusa, para enseñar moral y ética (basado en principios bíblicos) en las escuelas públicas.  Fueron invitados a enseñar en prisiones, negocios, departamentos de bombero y policía, y en un inmenso orfanato.  Alrededor de 100 niños y niñas que habían sido abandonados, abusados, y dejados en cargo de un programa del gobierno, estaban en este orfanato.  Ellos relatan esta historia en sus propias palabras.
Se acercaban los días de fiestas Navideñas, 1994, tiempo para que nuestros huérfanos escucharan por primera vez, la historia tradicional de Navidad.  Les contamos como María y José llegaron a Belén.  No encontraron albergue en la posada y la pareja se fue a un establo, donde nació el niño Jesús y fue puesto en un pesebre.
Durante el relato de la historia, los niños y los trabajadores del orfanato estaban asombrados mientras escuchaban.  Algunos estaban sentados al borde de sus taburetes, tratando de captar cada palabra.  Terminando la historia, le dimos a los niños tres pequeños pedazos de cartulina para que construyeran un pesebre.  A cada niño le dimos un pedazo de papel cuadrado cortados de unas servilletas amarillas, que yo había traído conmigo pues no habían servilletas de colores en la cuidad.
Siguiendo las instrucciones, los niños rasgaron el papel y colocaron las tiras con mucho cuidado en el pesebre.  Pequeños pedazos de cuadros de franela, cortados de un viejo camisón de dormir que había desechado una señora Americana al irse de Rusia, fue usado para la frazada del bebé.  Un bebé tipo muñeca fue cortado de una felpa color canela que habíamos traído de los Estados Unidos.
Los huérfanos estaban ocupados montando sus pesebres, mientras yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban ayuda.  Parecía ir todo bien hasta que llegue a una de las mesas donde estaba sentado el pequeño Misha.  Lucía tener alrededor de 6 años y ya había terminado su proyecto.  Cuando miré en el pesebre de este pequeño, me sorprendió ver no uno, sino dos bebés en el pesebre.  Enseguida llamé al traductor para que le preguntara al chico porque había dos bebés en el pesebre.  Cruzando sus brazos y mirando a su pesebre ya terminado, empezó a repetir la historia muy seriamente.
Para ser un niño tan pequeño que solo había escuchado la historia de Navidad una vez, contó el relato con exactitud… hasta llegar a la parte donde María coloca el bebé en el pesebre.  Entonces Misha empezó a agregar.  Inventó su propio fin de la historia diciendo, “ y cuando María colocó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar donde ir.  Yo le dije, "no tengo mamá y no tengo papá, así que no tengo donde quedarme.  Entonces Jesús me dijo que me podía quedar con El.  Pero le dije que no podía porque no tenía regalo para darle como habían hecho los demás.  Pero tenía tantos deseos de quedarme con Jesús, que pensé que podría darle de regalo.  Pensé que si lo pudiera mantenerle caliente, eso fuera un buen regalo.
Le pregunté a Jesús, “ Si te mantengo caliente, sería eso un buen regalo?”
Y Jesús me dijo, “Si me mantienes caliente, ese sería el mejor regalo que me hayan dado".
Así que me metí en el pesebre, y entonces Jesús me miró y me dijo que me podría quedar con El… para siempre.”
Mientras el pequeño Misha termina su historia, sus ojos se desbordaban de lágrimas que les salpicaban por sus cachetes.  Poniendo su mano sobre su cara bajo su cabeza hacia la mesa y sus hombros se estremecían mientras  sollozaba y sollozaba.
El pequeño huérfano había encontrado alguien quien nunca lo abandonaría o lo abusara, alguien quien se mantendría con el…PARA SIEMPRE.

Gracias a Misha he aprendido que lo que cuenta, no es lo que uno tiene en su vida, si no, a quien uno tiene en su vida.  No creo que lo ocurrido a Misha fuese imaginación.  Creo que Jesús de veras le invitó a estar junto a El PARA SIEMPRE.  Jesús hace esa invitación a todos, pero para escucharla hay que tener corazón de niño.

Cuento de Navidad

Cuento de Navidad

Era la noche de Navidad. Un ángel se apareció a una familia rica y le dijo a la dueña de la casa:
- Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a visitarte a tu casa.
La señora quedó entusiasmada: Nunca había creído posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Encargó pollos, conservas y vino importados.
De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.
- Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme? Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo.
-¿Pero esta es hora de molestar? Vuelva otro día, respondió la dueña de la casa. Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita.
Poco después, un hombre, sucio de grasa, llamó a la puerta.
- Señora, mi camión se ha arruinado aquí en la esquina. ¿Por casualidad no tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar?
La señora, ocupada como estaba limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho:
- ¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así?. Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos.
La anfitriona siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champaña en el refrigerador, escogió de la bodega los mejores vinos, preparó unos coctelitos.
Mientras tanto alguien afuera batió las palmas. Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta. Pero no era Jesús. Era un niño harapiento de la calle.
- Señora, deme un plato de comida.
-¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana, porque esta noche estoy muy atareada.
Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no parecía. Cansados de esperar empezaron a tomar los coctelitos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar los pollos y los platos preparados.
A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró , con gran espanto frente a un ángel.
- ¿Un ángel puede mentir? Gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma?
-          No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver, dijo ángel. Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento. Pero usted no fue capaz de reconocerlo y de acogerlo.


(Frei Betto, A Comunidad de fe. Catecismo popular, Sao Pulo, 1989, pp 50-52)

martes, 19 de noviembre de 2013

Los cangrejos...¿mexicanos?

Pregunta el amigo, Oye: Por qué tienes una cubeta de cangrejos "tapada" y la otra cubeta de cangrejos "destapada" Oh, muy simple: La cubeta de cangrejos "tapada" es la de cangrejos japoneses, por que si la dejara abierta, un CANGREJO JAPONES, subiría con ayuda de los otros y cuando llegara hasta arriba, ayudaría a que los demás cangrejos subieran, repetirían este proceso varias veces y todos juntos escaparían. 
Pregunta de nuevo el amigo: 
Y la otra cubeta, ¿por qué está destapada? Ah, la otra, es de CANGREJOS MEXICANOS
!, y cuando uno de ellos, quiere ASCENDER, -jajaja- es imposible que lo haga, pues los demás cangrejos, se encargan de DERRIBARLO.

lunes, 11 de noviembre de 2013

¿La escritura en extinción?

Escrito a mano por Guillermo Jaim Etcheverry.

 ¿Cuánto hace que no experimentamos el placer de recibir una carta manuscrita en letra cursiva? La caligrafía es una habilidad humana en rápida extinción, porque ya casi no se enseña en las escuelas.

En Inglaterra se vuelve a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan la grafía. En Francia también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema reside en que ya no la dominan ni los maestros.
Aunque el mundo adulto no está aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños producto de la tecnología, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica trastornos del aprendizaje que advierten los maestros e inciden en el desempeño escolar.

En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras.

Por su parte, el escribir en letra de imprenta implica escindir lo que se piensa en letras, desguazarlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir su ritmo y su respiración.

Si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de nuestro ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa, individual, y nos diferencia a unos de otros.

Habría que educar a los niños desde la infancia en comprender que la escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio irrenunciable. Los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa calidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma que hace únicas a las personas. Su abandono convierte al mensaje en frío, casi descarnado, en oposición a la escritura cursiva, que es vehículo y fuente de emociones al revelar la personalidad, el estado de ánimo.

Posiblemente sea esto lo que los jóvenes temen, y optan por esconderse en la homogeneización que posibilita el recurrir a la letra de imprenta. Porque, como lo destaca Umberto Eco, que interviene activamente en este debate, la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere.

En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva.

Como en tantos otros aspectos de la sociedad actual, surge aquí la centralidad del tiempo. Un artículo reciente en la revista Time, titulado: Duelo por la muerte de la escritura a mano, señala que es ése un arte perdido, ya que, aunque los chicos lo aprenden con placer porque lo consideran un rito de pasaje, "nuestro objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible. Hemos abandonado la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia.

La escritura cursiva parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un tiempo, no la podremos leer". Abriendo una tímida ventana a la individualidad, aún firmamos a mano. Por poco tiempo...

 El autor es educador y ensayista



martes, 5 de noviembre de 2013

El país de los perezosos

En cierta lejana comarca habia un pais de perezosos, cuyos habitantes se pasaban la vida excavando la tierra en busca de tesoros. Era lo único que querian hacer; pero a pesar que durante muchisimos años cavaron y cavaron, nunca hallaron nada. Por esa razon todos andaban siempre tristes y el rey se habia vuelto irritable y rezongon.

Cierta vez llegó a ese pais un joven alegre y contento, que caminaba a los saltos y silbaba una bella canción. Los cavadores le aconsejaron que dejara de silbar, porque el rey, que siempre estaba enojado, podia condenarlo a muerte.

El joven rio y pidio que lo llevaran a presencia del rey. Los cavadores interrumpieron su tarea y, asustados y sorprendidos lo condujeron al palacio real. En el camino le preguntaron:

- ¿Como te llamas?

- Oved -respondio el joven.

- ¿Por que silbas todo el tiempo?

- Porque me siento bien y estoy contento.

- ¿Por que estas tan contento?

- Porque poseo mucho oro.

Al oir esto, sus acompanantes se regocijaron grandemente, y al llegar al palacio refirieron todo al rey. El rey pregunto a Oved:

- ¿Es verdad lo que dicen que posees mucho oro?

- Es verdad. Tengo siete bolsas repletas de oro.

El rey se entusiasmo, llamó a sus servidores y ordenó que le llevaran todo el oro. Pero Oved sonrió y le dijo:

- No se apresure, Su Alteza. Hace falta mucho tiempo para que ese oro llegue hasta aqui. Se halla en una caverna, cuidado por un monstruo de siete cabezas. Solo yo puedo sacarlo de alli. Deme todos sus hombres durante un año, y con la ayuda de ellos podre liberar el oro
de las garras del monstruo.

El rey no tenia alternativa, e hizo lo que Oved le habia pedido: puso a su disposicion a todos sus súbditos, a quienes ordenó que cumplieran las indicaciones del joven.

Oved ordenó a la gente que fueran a buscar caballos y bueyes, que tomara azadas y arados y que roturara todas las tierras fertiles del reino. Despues de arar les ordenó que sembraran, y cuando llegó el tiempo de la cosecha, llenaron setenta carros con el trigo de la mejor calidad. Durante todo ese tiempo, el rey alertaba a Oved una y otra vez:

- Si al cabo del año no me traes las siete bolsas repletas de oro, te haré matar...

Oved le explicaba: - Necesito este trigo para tapar las bocas del monstruo- y seguia silbando y cantando alegres canciones.

Durante siete dias anduvo Oved a la cabeza de la caravana de los setenta carros cargados hasta el tope, hasta que llegaron a una gran ciudad ubicada en medio de un paramo. Cuando los mercaderes de la ciudad vieron el trigo, pagaron por el mucho dinero: siete bolsas de oro.

Pasaron otros siete dias y Oved regreso al palacio real. Al verlo, el rey le pregunto:

- ¿Has logrado vencer al monstruo?

Oved rio y le respondió: - Si, Su Alteza, lo he logrado, porque el monstruo no es otro que la pereza de sus súbditos.

Cuando el rey oyó el relato de Oved y vio las bolsas repletas de oro, exclamó asombrado:

- En verdad, el que labra su tierra se saciara de pan. Nosotros mismos podemos extraer de anualmente de nuestra tierra siete bolsas de oro , y aún mas que eso. Por favor, Oved, quedate aqui y reina sobre mis súbditos. Bajo tu reinado aprenderán a trabajar y amar el esfuerzo.

Oved se negó y agregó:

- En el mundo queda aun mucha gente que no conoce el secreto de la agricultura, y la bendicion que esta puede traerle. Debo ensenarles a rotular, arar y sembrar, debo revelarles el secreto del trigo dorado que se convierte en pan.

Y volvió a andar por los caminos, feliz y contento como siempre.




miércoles, 30 de octubre de 2013

Portada e investigación Noviembre


Investigación portada NOVIEMBRE

1.       Anota la ficha general de información del mural:
      a)      Fecha en que se inauguró
      b)      Medidas
      c)       Técnica
     d)      Ubicación
2.       ¿En qué se inspiró el Autor para la realización de esta foto?
3.       ¿Cómo llama el autor a su obra?
4.       ¿Cuál fue la idea de Arriaga Ochoa que le pidió a O´gorman para elaborar este mural?
5.       ¿En dónde proyectó este mural el autor?
6.       ¿Cuál es el mensaje político que le dio el autor a su obra?
7.       ¿Qué novedades introdujo a su técnica de fresco?
8.       ¿Debido a la intervención directa de quién fue posible que se realizara ese mural?

Link de apoyo: