lunes, 24 de febrero de 2014

Dos halcones

DOS HALCONES

 


Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara.
Pasado unos meses el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía que le sucedía, no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.
El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar.

Al día siguiente el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte,  "Traedme al autor de este milagro." Su corte le llevó a un humilde campesino. El rey le preguntó: "¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago?". Intimidado el campesino le dijo al rey, "Fue fácil mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar."


¿Sabes que tienes alas? ¿Sabes que puedes volar? ¿A qué te estás agarrando? ¿De qué no te puedes soltar?
No puedes descubrir nuevos mares a menos que tengas el
coraje para volar.

Vivimos dentro de una zona de comodidad, allí viven nuestros temores, nuestros valores y nuestras limitaciones. En esa zona reina nuestro pasado y nuestra historia, y por lo general creemos que es nuestro único lugar y modo de vivir. Tenemos sueños, queremos resultados pero no estamos dispuestos a correr riesgos, nos conformamos con lo que tenemos, creemos que es lo único y posible y
aprendemos a vivir desde la resignación.

El liderazgo es la habilidad que podemos adquirir cuando estamos dispuestos a correr riesgos, cuando aprendemos a caminar en la cuerda floja, cuando estamos dispuestos a levantar la vara que mide nuestro potencial.

Un verdadero líder tiene:

Seguridad en sí mismo para permanecer sólo.
Coraje para tomar decisiones difíciles.
Audacia, para transitar hacia nuevos horizontes con pasión y ternura suficiente para escuchar las necesidades de los demás.
El hombre no busca ser un líder, se convierte en uno de ellos por la calidad de sus acciones y la integridad de sus intentos.
Los líderes son como los halcones, no vuelan en bandadas, los encuentras cada tanto y volando.

lunes, 17 de febrero de 2014

EL GUSANO Y EL ESCARABAJO

   
 Había una vez un gusano y un escarabajo que eran amigos, pasaban charlando horas y horas.

    El escarabajo estaba consciente de que su amigo era muy limitado en movilidad, tenía una visibilidad muy restringida y era muy tranquilo comparado con los de su especie. El gusano estaba muy consciente de que su amigo venía de otro ambiente, comía cosas que le parecían desagradables y era muy acelerado para su estándar de vida, tenía una imagen grotesca y hablaba con mucha rapidez.

    Un día, la compañera del escarabajo le cuestionó la amistad hacia el gusano. ¿Cómo era posible que caminara tanto para ir al encuentro del gusano? A lo que él respondió que el gusano estaba limitado en sus movimientos. ¿Por qué seguía siendo amigo de un insecto que no le regresaba los saludos efusivos que el escarabajo hacía desde lejos?

    Esto era entendido por él, ya que sabía de su limitada visión, muchas veces ni siquiera sabía que alguien lo saludaba y cuando se daba cuenta, no distinguía si se trataba de él para contestar el saludo, sin embargo calló para no discutir. Fueron muchas las respuestas que en el escarabajo buscaron para cuestionar la amistad con el gusano, que al final, éste decidió poner a prueba la amistad alejándose un tiempo para esperar que el gusano lo buscara.

    Pasó el tiempo y la noticia llegó: el gusano estaba muriendo, pues su organismo lo traicionaba por tanto esfuerzo, cada día aprendía el camino para llegar hasta su amigo y la noche lo obligaba a retornar hasta su lugar de origen.

    El escarabajo decidió ir a ver sin preguntar a su compañera qué opinaba. En el camino varios insectos le contaron las peripecias del gusano por saber qué le había pasado a su amigo. Le contaron de cómo se exponía día a día para ir adónde él se encontraba, pasando cerca del nido de los pájaros. De cómo sobrevivió al ataque de las hormigas y así sucesivamente.

    Llegó el escarabajo hasta el árbol en que yacía el gusano esperando pasar a mejor vida. Al verlo acercarse, con las últimas fuerzas que la vida te da, le dijo cuánto le alegraba que se encontrara bien. Sonrió por última vez y se despidió de su amigo sabiendo que nada malo le había pasado.

    El escarabajo avergonzado de sí mismo, por haber confiado su amistad en otros oídos que no eran los suyos, había perdido muchas horas de regocijo que las pláticas con su amigo le proporcionaban. Al final entendió que el gusano, siendo tan diferente, tan limitado y tan distinto de lo que él era, era su amigo, a quien respetaba y quería no tanto por la especie a la que pertenecía sino porque le ofreció su amistad.

    El escarabajo aprendió varias lecciones ese día: La amistad está en ti y no en los demás, si la cultivas en tu propio ser, encontrarás el gozo del amigo. También entendió que el tiempo no delimita las amistades, tampoco las razas o las limitantes propias ni las ajenas. Lo que más le impactó fue que el tiempo y la distancia no destruyen una amistad, son las dudas y nuestros temores los que más nos afectan. Y cuando pierdes un amigo una parte de ti se va con él. Las frases, los gestos, los temores, las alegrías e ilusiones compartidas en el capullo de la confianza se van con él. El escarabajo murió después de un tiempo. Nunca se le escuchó quejarse de quien mal le aconsejó, pues fue decisión propia el poner en manos extrañas su amistad, solo para verla escurrirse como agua entre los dedos.

    Si tienes un amigo no pongas en tela de duda lo que es, pues sembrando dudas cosecharás temores. No te fijes demasiado en cómo habla, cuánto tiene, qué come o qué hace, pues estarás poniendo en una vasija rota tu confianza. Reconoce la riqueza de quien es diferente de ti y está dispuesto a compartir sus ideales y temores, pues esto alimenta el espíritu de supervivencia más que un buen platillo.


    La esencia del gusano y el escarabajo se volvió una en el plano que encuentra más allá de este mundo, volviendo al regocijo que en esta vida habían encontrado.

    -Dijo la madre Teresa: "Voy a pasar por la vida una sola vez, cualquier cosa buena que yo pueda hacer o alguna amabilidad que pueda hacer a algún humano, debo hacerlo ahora, porque no pasaré de nuevo por ahí".

martes, 11 de febrero de 2014

Lo esencial es invisible a los ojos



-Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!

-¿Qué hay que hacer? -dijo el principito.

-Hay que ser muy paciente -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...

Al día siguiente volvió el principito. -Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.

-¿Qué es un rito? -dijo el principito.

-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días: una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:

-¡Ah!... -dijo el zorro-. Voy a llorar.

-Tuya es la culpa -dijo el principito-. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...

-Sí-dijo el zorro.

-¡Pero vas a llorar! -dijo el principito.

-Sí-dijo el zorro.

-Entonces, no ganas nada.

-Gano -dijo el zorro-, por el color de trigo. Luego, agregó:

-Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver nuevamente a las rosas:

-No sois en absoluto parecidas a mi rosa: no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Y las rosas se sintieron bien molestas.

-Sois bellas, pero estáis vacías -les dijo todavía-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.

Y volvió hacia el zorro:

-Adiós -dijo.

-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

-Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el principito, a fin de acordarse.

-El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.

-El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el principito, a fin de acordarse.

-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

-Soy responsable de mi rosa... -repitió el principito, a fin de acordarse.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Ensayo HETEROCROMÍA

Heterocromía
Por: Larissa M. Aguilar
¿Sabes lo que tienen en común Christopher Walken y un dálmata? ¿O Kiefer Sutherland y un husky siberiano? ¿No? Bueno, la respuesta es ¡HETEROCROMÍA! ¿No sabes qué es eso?

La heterocromía  (o heterochromia iridum en oftalmología) es una diferencia o anomalía en el color del iris, puede ser total o parcial; en la total un ojo es completamente distinto al otro, mientras que en la parcial se haya dos colores en el iris.

Se presenta raramente, sobre todo la congénita que es la de nacimiento. Puede asociarse con enfermedades como la neurofibromatosis, el Síndrome de Waardenburg o de Claude-Bernard-Horner. Es normal en gatos y perros de las razas Husky Siberiano, Dálmata, entre otras.

La adquirida puede originarse por un traumatismo, a los pigmentos, otras enfermedades o incluso se han registrado cambios espontáneos.

Se origina también por exceso o falta de melanina. Que es un compuesto que se genera en las plantas o animales y que crea pigmento.

Haciendo esta investigación, me di cuenta de que esta diferencia en el color de los ojos normalmente es considerada un defecto, mientras que para mí es realmente una cualidad. Así que si encuentras a una persona con este caso, admírate, es un fenómeno que no ocurre normalmente en seres humanos. Tal vez ahora pensaras en decirle “que bellos ojos”.



Ensayo LA IMPORTANCIA DE LA LECTURA

Ensayo
La importancia de la lectura
Por: Jaina Daniela Mancilla Rivera
Español

2°B

La lectura es muy importante y esencial en muchos aspectos de nuestra vida, lamentablemente mucha gente no lo entiende y prefiere seguir en la ignorancia, pensando que leer es aburrido y que no se saca ningún beneficio de ello. Sin embargo, mucha gente no lo entiende y prefiere seguir en la ignorancia, pensando que leer es aburrido y que no se saca ningún beneficio de ello. Sin embargo ocurre todo lo contrario, con la lectura se adquieren habilidades de todo tipo pero, ¿cuáles son? ¿Por qué otras razones es tan importante la lectura? ¿Cómo se puede fomentar?
Según la UNESCO en México se leen un promedio de 1.2 libros por persona al año, cuando lo recomendado es que sean 4, para garantizar cierto desarrollo de la sociedad en la cultura escrita.
Este promedio de 1.2 libros por persona, en mi opinión, es mediocre. Somos millones de mexicanos y, ¿es a lo más que podemos aspirar? Yo creo que no.
Uno de los factores que influyen en esta cifra es el que la lectura ya no es fomentada desde la niñez. Si desde pequeños se nos inculcara el hábito de leer todo sería muy diferente. A los niños no hay que presentarles la lectura como una obligación, sino como una entretención, para esto, hay que dedicarle cierto tiempo y convertirlo en una actividad lúdica.
Y ahora la gran pregunta, ¿qué beneficios y habilidades se obtienen al leer? El mejorar nuestra ortografía, redacción y aumentar nuestro vocabulario son algunos ejemplos muy comunes, aunque hay muchos otros beneficios, tales como mejorar nuestra capacidad expresiva, adquirir fluencia al leer, crear hábitos de reflexión, análisis, concentración, entre otros.
Leer también te hace peligroso. Aquel que lee pone en cuestión todo. Tal vez en silencio, pero lo hace.
Prueba de este argumento es que los nazis quemaron libros para mantener a la gente en la ignorancia. ¿Por qué? Porque sabían que si leían exigirían lo que se merecían y se rebelarían contra ellos.
En algunas dictaduras se perseguía a los intelectuales y se prohibía la lectura y edición de algunos libros, ya que la lectura te vuelve una persona más crítica, solidaria, libre, etc.
Pero mi parte favorita de la lectura es que es un gran distractor. Te lleva a mundos inimaginables sin salir de tu casa. En un momento estás en tu habitación y en otro en un bosque encantado, en un castillo, ¡o en medio de una gran ciudad! La lectura también desarrolla mucho la imaginación y la creatividad.
Concluyendo, leer te da poder en muchos sentidos. Te da el poder de cuestionar y exigir cosas basándote en argumentos. Te da el poder de tener una escritura impecable, de poder transmitirle este gran hábito a otras personas y, finalmente, de transportarte a mundos maravillosos.
Así que, si quieres pasar un gran rato, ¡lee! Te aseguro que no te arrepentirás.
“Lee y conducirás, no leas y serás conducido”
  
Fuentes:



martes, 4 de febrero de 2014

¿Qué es domesticar?

¿Qué es domesticar?


Fragmento de El Principito



 

Fragmento de El Principito

Fragmento de El Principito

Autor: Antoine De Saint-Exupéry

Entonces apareció el zorro.

-Buenos días -dijo el zorro.

-Buenos días -respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta, pero no vio nada.

-Estoy acá -dijo la voz- bajo el manzano...

-¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy lindo...

-Soy un zorro -dijo el zorro.

-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...

-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado.

-¡Ah! Perdón -dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó:

-¿Qué significa «domesticar»?

-No eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas?

-Busco a los hombres -dijo el principito-. ¿Qué significa «domesticar»?

-Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?

No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?

-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos».

-¿Crear lazos?

-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...

-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...

-Es posible -dijo el zorro-. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...!

-¡Oh! No es en la Tierra -dijo el principito. El zorro pareció muy intrigado:

-¿En otro planeta?

-Sí.

-¿Hay cazadores en ese planeta?

-No.

-¡Es interesante eso! ¿Y gallinas?

-No.

-No hay nada perfecto -suspiró el zorro. Pero el zorro volvió a su idea:

-Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...

El zorro calló y miró largo tiempo al principito:

-¡Por favor... domestícame! -dijo.

-Bien lo quisiera -respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.

-Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame