lunes, 2 de junio de 2014

Una joya perdida

Se cuenta que un personaje rico de oriente se encontraba en un Oasis junto con todo su séquito de personsas a su servicio, sus animales de carga, montado su campamento. Y a una persona que llegó a ese oasis le llamó mucho su atención que una persona con tanta riqueza estuviera con semblante triste, cabisbajo y con aspecto contrariado

por lo que se acercó a preguntarle qué le ocurría, a lo que le contestó: Que se encontraba así por haber perdido una joya. A lo que la persona le comentó que con sus muchos recursos podría encontrarla o mandar a hacer otra igual. El Sultán le contestó que no sería posible eso, pues esa joya nunca se recuperaría. La persona que lo cuestionaba le pidió que la describiera a lo que le respondió: Es una joya tallada en marmol, con 24 diamantes incrustados, entre los cuales hay 60 zafíros y entre cada uno de los zafiros hay 60 rubíes. Trató de imaginarse la joya y visualizarla y el Sultán concluyo…La joya que he perdido es un día, y un día perdido jamás se recupera