lunes, 2 de diciembre de 2013

Navidad


"Y sucedió que mientras estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada." (Lc 2,6-7)

 

 

 

Ayer antes de dormir, pensaba que cuando el año toca a su fin el hombre se hace más amable; en las Navidades se muestra siempre más afable.

Se acuerdan  más del prójimo que en meses anteriores; la risa de los niños compensa las fatigas y sinsabores del trabajo. Es menos egoísta que en cualquier otra fecha y el espíritu navideño lo embarga y renueva.

 

En Navidad el hombre es más generoso y tierno; es más servicial, pues lo impulsa el amor fraterno, el ambiente navideño. Por un tiempo se olvida de intereses mezquinos y no busca otro pago que la sonrisa de vecino.

Se esfuerza por el prójimo, y a mí me parece que en Navidad es más como Dios quiere, que el mundo sea.

 

Si tuviese que pintar el retrato de un hombre, yo esperaría a que fuera navidad.

No quiero pintarlo mientras trabaja y sólo piensa en el dinero, en largos y pesados días en que se pone a sí mismo primero. No cuando hace muecas de disgusto o desprecio o dolor. Lo pintaría en Navidad, cuando está en todo su esplendor.

 

Siempre estamos en lucha  y somos hasta cierto punto incomprendidos, y hay días en que su lado malo al bueno deja chico.

Mas en Navidad la bondad los rige y de sí mismos se olvidan, abrimos el corazón de par en par y se dejan de insidias. Yo diría que en Navidad el ser humano se acerca a lo que el Supremo Creador ha dispuesto que sea.

 

Navidad, oh Navidad, vive siempre  entre nosotros, Señor, ayúdanos a cada uno de nosotros, sea cual sea su fe, a recordar que cada día es Navidad.

 

Feliz navidad….

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