lunes, 2 de diciembre de 2013

La navidad no es cuento


La Navidad no es cuento por Ariel David Busso, del libro Caminos de cielo limpio, de Editorial Lumen.

 
Alguien me acercó un cuento de Navidad que leyó en alguna parte. Lo contaré a continuación porque realiza un hermoso viaje al corazón de Jesús niño.

Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.

-Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo?

-No me atrevo… no tengo nada para darte.

-Me gustaría que me des un regalo -dijo el recién nacido.

El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:

-De verdad no tengo nada… nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira.

Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.

-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy…

-No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.

-Con gusto -dijo el muchacho- pero ¿qué?

-Ofréceme el último de tus dibujos.

El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:

-No puedo… mi dibujo es «remalo»… ¡nadie quiere mirarlo…!

-Justamente, por eso yo lo quiero… siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.

-Pero… ¡lo rompí esta mañana! - tartamudeó el chico.

-Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo… Y ahora - insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato.

El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:

-Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enojado y lo tiré con rabia!

-Eso es lo que quería oírte decir -dijo Jesús- Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa.

 

Siempre que pensamos en los regalos de Navidad, pensamos en cosas     que se pueden comprar envueltos en papeles de colores. Sin embargo, existen muchas cosas que no se pueden comprar, y otras, que nunca nos animaríamos a regalar, que podemos poner en manos de Jesús para que él las transforme.

 

 

 

Primer momento:

Leer el cuento y relacionarlo con el texto del evangelio de san Mateo 2, 1- 12. ¿Cómo llegaron al pesebre los reyes? ¿Cuál es la actitud del muchacho del cuento ante el pesebre? ¿Por qué los reyes le hicieron esos regalos a Jesús? ¿Por qué Jesús le pidió esos tres regalos al muchacho?

 

Segundo momento:

Entregar a cada participante una hoja en blanco. Cada uno, debe hacer el dibujo del pesebre, lo más completo que pueda. En un rincón, se debe dibujar él mismo y, de alguna manera, debe representar los regalos que él le pueda ofrecer a Jesús: sus alegrías, sus tristezas, sus platos rotos, sus caídas…

 

Tercer momento:

Compartir los dibujos realizados en el trabajo anterior de los grupos, dialogando acerca de la realidad de cada uno.

 

Cuarto momento:

Realizar una oración para dar gracias a Dios por recibir todo lo que somos, por querernos con nuestros defectos y virtudes, y por recibir nuestra pequeñez para transformarla.

 

 

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