La Navidad no es cuento por Ariel David Busso, del libro Caminos de
cielo limpio, de Editorial Lumen.
Se dice que, cuando los pastores se alejaron
y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta
entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.
-Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes
miedo?
-No me atrevo… no tengo nada para darte.
-Me gustaría que me des un regalo -dijo el
recién nacido.
El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y
balbuceó:
-De verdad no tengo nada… nada es mío; si
tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira.
Y buscando en los bolsillos de su pantalón
andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.
-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la
doy…
-No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me
dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.
-Con gusto -dijo el muchacho- pero ¿qué?
-Ofréceme el último de tus dibujos.
El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al
pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del
Niño Jesús:
-No puedo… mi dibujo es «remalo»… ¡nadie
quiere mirarlo…!
-Justamente, por eso yo lo quiero… siempre
tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti.
Además quisiera que me dieras tu plato.
-Pero… ¡lo rompí esta mañana! - tartamudeó el
chico.
-Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre
lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo… Y ahora - insistió
Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron
cómo habías roto el plato.
El rostro del muchacho se ensombreció; bajó
la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:
-Les mentí… Dije que el plato se me cayó de
las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enojado y lo tiré con rabia!
-Eso es lo que quería oírte decir -dijo
Jesús- Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias,
tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes
necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus
faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa.
Siempre que pensamos en los
regalos de Navidad, pensamos en cosas que se pueden comprar envueltos en papeles
de colores. Sin embargo, existen muchas cosas que no se pueden comprar, y
otras, que nunca nos animaríamos a regalar, que podemos poner en manos de Jesús
para que él las transforme.
Primer momento:
Leer el cuento y relacionarlo con el texto
del evangelio de san Mateo 2, 1- 12. ¿Cómo llegaron al pesebre los reyes? ¿Cuál
es la actitud del muchacho del cuento ante el pesebre? ¿Por qué los reyes le
hicieron esos regalos a Jesús? ¿Por qué Jesús le pidió esos tres regalos al
muchacho?
Segundo momento:
Entregar a cada participante una hoja en
blanco. Cada uno, debe hacer el dibujo del pesebre, lo más completo que pueda.
En un rincón, se debe dibujar él mismo y, de alguna manera, debe representar
los regalos que él le pueda ofrecer a Jesús: sus alegrías, sus tristezas, sus
platos rotos, sus caídas…
Tercer momento:
Compartir los dibujos realizados en el
trabajo anterior de los grupos, dialogando acerca de la realidad de cada uno.
Cuarto momento:
Realizar una oración para dar gracias a Dios
por recibir todo lo que somos, por querernos con nuestros defectos y virtudes,
y por recibir nuestra pequeñez para transformarla.
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